La clase media-baja se analiza a través de indicadores de renta , estabilidad laboral y capacidad de ahorro , pero también mediante conductas concretas relacionadas con el consumo . En este nivel socioeconómico, la estructura del gasto se acompaña de una monitorización constante de precios, promociones y disponibilidad de productos en distintos establecimientos.
Además, la clase media-baja combina previsión y flexibilidad para mantener el presupuesto bajo control, especialmente en contextos de presión inflacionaria o incrementos puntuales en bienes esenciales. A continuación, se detallan las conductas vinculadas a la clase media-baja a la hora de consumir.
¿Por qué la clase media-baja suele aprovechar todas las ofertas de supermercado?
En los supermercados , espacios donde confluyen todas las clases sociales, se ven costumbres que no responden únicamente a la necesidad, sino también a una mentalidad aprendida con el tiempo. Distintos análisis sociológicos y económicos han mostrado que una parte relevante de la clase media-baja establece rutinas de compra basadas en la comparación de precios continua .
Dicho esto, está comprobado que este estrato social acostumbra a aprovechar todo tipo de ofertas . Por empezar, investigaciones centradas en hogares con ingresos ajustados, como las recogidas en Public Health Nutrition , evidencian que los cambios de precios impulsan modificaciones en la forma de adquirir alimentos y productos básicos.
El estudio señala que, por ejemplo, durante la pandemia, numerosos hogares pasaron de compras mensuales a compras más frecuentes para aprovechar fluctuaciones y ofertas puntuales .
Este comportamiento se vincula a un seguimiento detallado de promociones semanales y a la diversificación de establecimientos visitados. De acuerdo con estudios de consumo de scanner data publicados en la revista Sustainability , la profundidad del descuento, el número de productos incluidos y la duración de las promociones influyen directamente en la elección del punto de venta.
Así, la clase media-baja tiende a reorganizar su itinerario de compra según estos criterios, integrando supermercados de proximidad, cadenas con promociones agresivas y comercios con marcas blancas competitivas.
La planificación no opera únicamente como un mecanismo para reducir costes, sino como una estrategia funcional para mantener estabilidad en el gasto mensual. La comparación entre marcas, el uso de aplicaciones de seguimiento y la consulta de folletos digitales se convierten en herramientas habituales dentro de rutinas previamente consolidadas.
Cómo la volatilidad de precios condiciona a la clase media-baja
La presencia de inflación o variaciones súbitas en productos esenciales modifica el comportamiento de compra de los hogares situados en la clase media-baja. Investigaciones macroeconómicas, como la publicada en arXiv , indican que estos consumidores prestan atención a variaciones mínimas de precio, especialmente en periodos de incertidumbre económica.
Este nivel de sensibilidad impacta en decisiones como cambiar de marca habitual, sustituir productos por alternativas más económicas o modificar la cantidad adquirida.
Los estudios sobre comportamiento del consumidor en contextos de ingresos bajos, como la investigación realizada en Sudáfrica sobre patrones de elección de comercios , muestran que factores como promociones, ubicación y coste de desplazamiento influyen de manera directa en la selección del supermercado.
Estos hallazgos coinciden con lo observado en España: la búsqueda de promociones intensifica el desplazamiento entre varios comercios cuando el ahorro potencial supera el coste de transporte o el tiempo invertido.
Además, la proliferación de marcas blancas ha ampliado el margen de decisión para la clase media-baja. La comparación entre formatos, durabilidad y coste por unidad permite ajustar aún más el presupuesto y adaptarse a variaciones del mercado sin incrementar el gasto mensual.
¿Cuáles son las típicas estrategias de ahorro de este estrato social?
La búsqueda de ofertas se complementa con prácticas organizativas que estructuran el consumo doméstico en hogares de la clase media-baja. Entre las estrategias más aplicadas se encuentran:
- Elaboración de listas basadas en precios actualizados.
- Compra anticipada de productos no perecederos cuando la promoción es significativa.
- Revisión de fechas de caducidad para adquirir artículos con descuento por vencimiento próximo.
- División del presupuesto mensual por categorías de gasto.
- Evaluación del coste por volumen o unidad para determinar la opción más eficiente.
Estas pautas se consolidan a través del tiempo y suelen transmitirse generacionalmente . Representan un enfoque práctico que permite anticipar variaciones del mercado y evitar desviaciones presupuestarias inesperadas.

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