No era un simple punto de paso, sino una ciudad bien articulada , con vida cívica, comercio y actividad económica constante. Cáparra contaba con un foro como núcleo político y religioso, termas públicas, tabernae abiertas a sus principales vías, una puerta monumental en el sureste y un anfiteatro que mostraba su intensa actividad lúdica. Su elemento más emblemático, el arco cuadrifronte o tetrapylon , único en España, presidía el cruce del cardo y el decumanus como símbolo de identidad urbana.
De la ruina medieval a las primeras excavaciones
Tras su decadencia en época medieval, cuando quedó reducida a ventas y posadas para los viajeros que recorrían la antigua calzada, el interés científico por Cáparra resurgió en el siglo XX. Antonio Cristino Floriano inició l

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