En un clima de angustia sostenida, familias y residentes de la urbanización hongkonesa Wang Fuk Court aguardaban este jueves novedades sobre sus vecinos y allegados atrapados en los bloques que ardieron la víspera, un incendio que deja más de 80 muertos y cerca de 200 desaparecidos, en la peor tragedia por fuego registrada en la ciudad en décadas.

En el distrito de Tai Po, el olor a plástico quemado continúa impregnando el aire , apenas roto por el zumbido de los drones térmicos, el chirriar de las grúas y los sollozos a pesar de que algunos los tratan de contener.

Frente a uno de los centros de acogida, un anciano con bastón y mascarilla sostenía dos fotografías impresas de su nieta de seis meses y la abuela de la pequeña , desaparecidas en uno de los bloques afectados.

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