La temporada de Acción de Gracias en Maine quedó atravesada por una advertencia inesperada. Cazadores habituales y familias que planeaban llevar un pavo salvaje a la mesa fueron sorprendidos por una recomendación oficial: no consumir pavos cazados en varias zonas del sudoeste del estado. Las aves analizadas mostraron niveles elevados de Pfas, un conjunto de sustancias químicas que se acumulan en el ambiente y han sido asociadas a mayor riesgo de cáncer.
El Departamento de Pesca y Vida Silvestre de Maine informó que la restricción abarca áreas ubicadas al norte de Augusta , la capital estatal. Técnicos que realizaron los estudios observaron que los animales cazados a menos de un kilómetro de los suelos más contaminados presentaron valores de Pfas en el tejido muscular suficientes para

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