Aunque el ajedrez sea un juego esencialmente de lógica y cálculo, el azar a veces lo acompaña. No sólo se gana con las buenas jugadas, sino también con los errores del rival. Hoy, en la tercera rueda de la serie final del 100° Campeonato Argentino Superior de Ajedrez , el pequeño Faustino Oro , de 12 años, aprendió, también como en el tango, que para gozar primero hay que saber sufrir.
Es que en una vibrante y ambivalente partida ante el maestro internacional Cristian Dolezal , de 52 años, el niño prodigio pasó de dominador a dominado y estuvo muy cerca de recibir su primera derrota. “Jugué mal y permití que me igualara” , dijo con su voz aflautada durante el análisis del juego momentos después de haber sumado su segunda victoria en la competencia. Y agregó, con su habitual modism

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