La puerta de hierro de Auschwitz lucía una inscripción que era una burla cruel: “Arbeit macht frei” (el trabajo libera, en castellano). Aquella mañana, Eva Kor Mozes tenía apenas diez años, una mano aferrada con fuerza a la de su hermana gemela Miriam . La multitud de judíos recién llegados se apretujaba en el andén, confundida, rodeada de gritos y de la mirada vacía de hombres de uniforme. Eva Kor sobrevivió a los experimentos de Josef Mengele en Auschwitz y dedicó su vida a una militancia: el perdón.
La separación fue tan rápida y brutal como un hachazo. A la madre, a los padres, a los hermanos mayores, los empujaron a una fila distinta. “Solo gemelas”, decía un soldado, como si de repente fueran valiosas. Eran especímenes para la investigación. Eva y Miriam se encontraron

Infobae

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