En la reciente cumbre climática COP30, celebrada en Belém (Brasil), no se logró incluir explícitamente en el acuerdo final la eliminación gradual de los combustibles fósiles — un tema clave para frenar el cambio climático.

A pesar de ello, sí se adoptaron compromisos en materia de adaptación climática: se triplicarán fondos para adaptación hasta 2035 y se aprobaron 60 indicadores para medir avances.

En un momento en que fenómenos como sequías, inundaciones, contaminación del agua o del aire afectan múltiples regiones, la ausencia de metas fuertes contra combustibles fósiles resulta preocupante.

Para comunidades vulnerables en Latinoamérica — como la tuya en Nariño — esto recuerda la urgencia de políticas locales de protección ambiental y adaptación al cambio climático

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