La arriesgada apuesta de Claudio Giráldez, que salió con un once repleto de suplentes, no funcionó en Bulgaria. El desplome celeste fue rotundo, individual y colectivamente. La ambición del Ludogorets contrastó con la fragilidad de la segunda unidad del equipo gallego. La idea de juntar a Manu Fernández con Yoel Lago fracasó. El primero cometió dos infantiles penaltis que condenaron a su equipo a una dolorosa e inesperada derrota. Al segundo, en otro grosero fallo mediado el primer acto, lo salvó que el brasileño Caio Vidal no estuvo acertado en el mano a mano ante Iván Villar.
A ambos futbolistas le costará olvidar su actuación en Razgrad, donde debutó el joven Ángel Arcos, que en el último suspiro del primer tiempo tuvo una inmejorable oportunidad para firmar las tablas, pero, con el al

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