Ignoro si la frase es real o se le puede atribuir dada su conocida firmeza, pero Margaret Thatcher, “La dama de hierro” solía decir con metálica dureza: “soy partidaria de las soluciones consensuadas siempre y cuando el consenso se ajuste a lo que yo haya dicho antes.”

Esa es la actitud del gobierno mexicano en las negociaciones políticas. Hace unos cuántos días el secretario de agricultura de la IV-T, Julio Berdegué, informaba acongojado, cómo había sostenido trescientas inservibles reuniones de diálogo, conciliación y entendimiento, para solucionar la disputa y la incomprensión tanto en los asuntos del maíz, como en los relativos al agua.

Ignoro si este gobierno se le asemeja al de doña Thatcher, pero recuerda mucho a uno de los grandes diplomáticos soviéticos durante la Guerra Fría, e

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