Como todo mundo, tenía la ideología

que necesitaba para justificar su propia vida

Manuel Vázquez Montalbán

Uno de los grandes detonadores de ansiedad es la prolongación del malestar que produce la necesidad. Esa circunstancia se ha vuelto el gran problema de nuestros tiempos, porque la modernidad nos ha convertido en “necesitados” permanentes y ambiguos. No identificamos el satisfactor, solo el dolor de necesitar.

Hagamos antes de continuar una distinción sutil, pero poderosa, entre dos términos que comúnmente confundimos: carencia y necesidad: la primera, más allá de su sentido objetivo de privación, es, en clave emoción humana, la percepción de que algo falta, de la cual deriva la segunda, que involucra no solo la ausencia de satisfacción, sino una tensión dolorosa que se vuelve inso

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