La mítica tienda de aceite y vinagre que durante más de cuatro décadas llevó con mimo Pepito Falcón , en aquel local entrañable encajado en un lateral de la Basílica de Nuestra Señora del Pino, en Teror , ha vuelto a abrir sus puertas. Y lo ha hecho, además, tal y como él soñaba cuando cerró el negocio: preservando esa estética pintoresca, casi detenida en el tiempo, que convirtió el establecimiento en una pequeña joya del pueblo.

Hoy, su esencia permanece intacta, pero llega con un toque delicioso de renovación. Al aroma tradicional del chorizo y del pan se suman ahora tartas de queso irresistibles, helados artesanales y los famosísimos cinnamon rolls —o rollos de canela, chocolate y pistacho— que prometen convertirse en la nueva tentación de la zona.

Ahora, al frente de la

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