Sala de Redacción | New York Hispano

Las gaseosas o refrescos se han convertido en parte del día a día de millones de personas en todo el mundo. Presentes en almuerzos familiares, celebraciones y hasta en pausas laborales, su sabor dulce y burbujeante parece inofensivo. Sin embargo, detrás de cada sorbo hay mucho más que un refresco: altas dosis de azúcar, aditivos y ácidos que pueden afectar seriamente la salud. Diversos estudios relacionan su consumo frecuente con obesidad, diabetes tipo 2, caries y desequilibrios metabólicos. Conocer sus riesgos y repensar su lugar en nuestra mesa, es fundamental para proteger nuestro bienestar y el de nuestras futuras generaciones

El principal problema de las gaseosas es su alto contenido de azúcar. Un solo vaso puede aportar entre seis y diez cuchar

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