Las corazonadas son hermosas de sentir cuando se corresponden con futuros auspiciosos, dignos de ser vividos, venturosos, de esos que uno quiere que sucedan. Y si es rápido, mejor. Ahora, cuando sucede a la inversa, la angustia se apodera de tal forma que es muy difícil ahuyentarla.

Como consecuencia de la pandemia, ese viernes 30 de octubre de 2020 la Redacción estaba casi vacía. Éramos pocos, tan pocos que con los dedos de las manos alcanzaba para contarnos.

Cerca de las 18.50, las imágenes que me llegaban desde el televisor, cerca de mi escritorio, me invitaron a levantarme. En realidad, salté de la silla, porque eran preocupantes en serio.

Desde hacía 60 años, según se cumplían ese día, ningún 30 de octubre volvió a ser un día más. Un 30 de octubre de 1960, en Lanús, había nacido Di

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