La causa por las 173 muertes vinculadas al fentanilo adulterado volvió a sumar elementos clave. Una nueva testigo declaró ante el juez Ernesto Kreplak y aportó detalles que refuerzan la sospecha de un entramado sistemático dentro de Laboratorios Ramallo para evitar que salieran a la luz los resultados positivos de contaminación bacteriológica.

Según su testimonio, la empresa aceleraba los plazos de los controles obligatorios de esterilidad —que requieren dos semanas completas— por “órdenes de arriba”, con el único objetivo de impedir que la producción quedara frenada. La testigo sostuvo que, incluso cuando los análisis marcaban contaminación, “se sabía que se vendían igual”, amparándose en la consigna interna de que “había que vender”.

Uno de los puntos más delicados de su declaración fu

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