La violencia en el Callao dejó de tener rostro adulto. Ahora son menores —niños que aún deberían correr detrás de una pelota— quienes cargan armas, cobran extorsiones y reciben órdenes que marcan destinos de muerte. En las sombras aparece un nombre conocido por la Policía: Julio Martín Cárdenas Rosales , alias Gordo Martín , señalado como el responsable de reclutar y adiestrar a estos adolescentes para delinquir.

Las calles se convirtieron en su campo de entrenamiento. Entre peleas armadas, insultos y supuestas rivalidades barriales, los más jóvenes eran empujados a probar su “lealtad” . Ahí empezaba todo: golpes primero, armas después. En esos grupos también participaban niñas, llamadas “sangres” , símbolo de pertenencia a la estructura criminal.

Cada enfrentamiento era una pr

See Full Page