El destructivo huracán Melissa que en octubre azotó Jamaica también se llevó hasta 150 millones de dólares de inversores financieros. Fueron los que habían comprado un bono catástrofe emitido por el Banco Mundial para cubrir los daños de una tragedia de estas características. La presión atmosférica y la intensidad del fenómeno superaron lo establecido en el folleto de emisión, lo que hizo que los inversores pasaran de recibir una rentabilidad anual del 7% a perder un dinero que las compañías aseguradoras podrán destinar ahora a cubrir los daños de Melissa . Es un ejemplo práctico y reciente de cómo funcionan estos peculiares instrumentos de deuda, ahora en auge conforme el cambio climático obliga a la industria aseguradora a buscar soluciones ingeniosas.

Los bonos catástrofe son un me

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