Por Claudio Zlotnik

Lucas Santa Cruz es socio en una pyme metalúrgica desde hace más de una década. Como es una empresa familiar, ya trabajaba ahí desde su juventud. Recuerda cada crisis como un hecho traumático. La de 2001; el final de Cristina Kirchner y la devaluación de 2018. Durante el último año, ya como cabeza de la compañía, también venía mal.

Vio cómo alguno de sus principales clientes —la mayoría ligados al sector de la construcción— fueron quedando en el camino. Un par de fábricas de cerámicas le dejaron cheques impagos.

El 2025 pintaba mal. Sin embargo, en las últimas semanas ha notado un repunte en la actividad. Llegaron más pedidos. También es cierto que adaptó su trabajo a una producción más básica, más vinculada a la herrería en general.

"Pero hay más trabajo",

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