Hace 30 años, Darío Gricilio y Rodolfo Ludueña llegaron a Neuquén sin rumbo fijo y con poco más que un auto, algunos trajes de payasos y muchos sueños. Hoy, su proyecto deportivo Dromos se convirtió en una referencia en gimnasia artística, EFI, telas acrobáticas y fútbol, con cientos de alumnos y una comunidad que crece con ellos.

Cuando Darío Gricilio recuerda el 4 de marzo de 1995 , una sonrisa se le dibuja automáticamente. Ese sábado salió de Córdoba junto a su gran amigo y compañero de aventuras, Rodolfo Ludueña. Los dos recién recibidos de profesores de Educación Física, con el título bajo el brazo tras rendir juntos la última materia en diciembre del ‘94, se subieron a un Fiat 147 que había sido fruto de sus primeros trabajos como estudiantes: animar fiestas infantiles y rep

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