Desde que inició su carrera en la procuración de justicia, la trayectoria de Ernestina Godoy Ramos ha estado marcada por la controversia. Hace apenas dos años sufrió un revés político de alto impacto cuando el Congreso de la Ciudad de México rechazó su ratificación como fiscal, pero en medio de aquella tensión nadie anticipó que ese fracaso sería el preludio de un ascenso que la llevaría a ser la máxima fiscal de la nación.

Este aparentemente estrepitoso ascenso político solo se puede explicar al entender la poderosa red política que tejió durante los últimos años, una red que en cuestión de meses le ha permitido ocupar puestos clave en México: desde fiscal capitalina y senadora por Morena , hasta la consejera jurídica de la Presidencia de la República y encargada de despacho de

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