Hace 15 años vivió un momento inolvidable en su carrera. En el Mundial de Sudáfrica durante los cuartos de final contra Ghana, el partido, uno de los más locos de ese torneo, se definió desde la tanda de penales. Sebastián Abreu cobró el tiro decisivo, y fiel a su apodo, lo ejecutó con el famoso efecto Panenka. Uruguay avanzaba de ronda. Hoy, aquel jugador conocido por haber estado en 32 clubes, está llevando a Xolos a la liguilla del Apertura 2025 y, por primera vez en su trayectoria, espera coronarse campeón como entrenador.

Abreu ha estado ligado a México desde hace casi tres décadas. La primera vez que probó el fútbol nacional fue en su cesión a préstamo en Tecos, en 1999. Estaría un breve periodo y después volvería a ser prestado primero a San Lorenzo en Argentina y luego a Atlético

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