El Papa León XIV culminó su intensa visita al Líbano este lunes con una peregrinación de profundo significado espiritual. En su segundo día en el país, el pontífice acudió al histórico monasterio de Annaya, un santuario en la montaña donde reposan los restos del venerado santo eremita San Charbel Makhlouf. Su presencia no fue solo un acto de devoción personal, sino un rotundo y urgente llamado a la paz para el Líbano y el siempre convulso Oriente Medio, tras su reciente escala en Turquía.
Un ejemplo de ascetismo que traspasa fronteras
San Charbel, considerado el primer santo del Líbano y un ícono espiritual global, personifica un ideal de vida completamente volcado al ascetismo y la oración. Nacido Youssef Antoun Makhlouf, decidió apartarse del mundo para vivir en la estricta austeridad

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