Como cuando Hamlet se planteaba el dilema existencial entre la acción y la inacción, entre la vida y la muerte, así nos encontramos los ciudadanos ante una de las instituciones más importantes de nuestro Estado de derecho: la Fiscalía General del Estado ; y ante ella ¿qué hacer? Fiarse o no fiarse, esa es la cuestión.
Al margen de la calidad humana de las personas que ocupan puestos de responsabilidad --cosa que en modo alguno juzgo--, lo cierto es que me parece inaceptable que el máximo responsable de una institución como es la Fiscalía General del Estado se haya obstinado en aferrarse al cargo so pretexto de que su obligación era “defender la institución” , y que por ese motivo no podía dimitir.
La verdad es que no se me había ocurrido que pudiera esgrimirse semejante excusa, p

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