Hermosillo, Sonora.- Las lágrimas no se contuvieron. Nadie pudo. Frente al altar levantado en memoria de las 24 víctimas del incendio en Waldo’s , un hombre mayor llegó acompañado de dos músicos. No pidió permiso, no hizo ruido: simplemente se acercó, tomó aire y dejó que la pena lo guiara.
Los primeros acordes de “La tumba será el final”, de Los Invasores de Nuevo León, rompieron el silencio de la tarde. Los transeúntes levantaron la mirada, sorprendidos por aquella melodía que parecía brotar desde el corazón mismo de la tragedia.
Dos hombres ya entrados en años cantaban en coro, rascando una vieja guitarra que temblaba entre sus manos.
“Nuestro amor es tan grande… como no habrá jamás…”, entonaron, mientras uno de ellos se quebraba por completo.
Al término de tres canciones triste

El Universal

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