es una forjadora natural de personajes. Lo hizo con Sira en , una obra que, a pesar de los años que han transcurrido desde su publicación, pervive en las librerías y que continúa cautivando a cientos de lectores, como se demostró el año pasado en , donde fue una de las autoras más reclamadas por el público. Ahora lo ha vuelto a hacer con una protagonista de singular retrato que lleva consigo un nombre falso, Cecilia Belmonte, que llega a Orán, una ciudad árabe, pero de administración francesa, encaramada al Mediterráneo, enjambrada de pobrezas y un colonialismo residual, pero vigente. Una muchacha dura, de pobrezas rurales y miserias enredadas en los ropajes, que proviene de los estratos más desfavorecidos.

Con estos pespuntes, la narradora ha tejido un vivo tapiz de la época, del lugar

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