En un mundo donde pilotar un avión exige miles de horas de entrenamiento y operar en un quirófano demanda una década de estudio, ¿por qué las riendas de arsenales nucleares y rescates multimillonarios caen en manos de magnates de reality shows? O al menos eso es lo que nos hacen creer.

Por Byung-Chul Han

Esta paradoja, que genera un malestar difuso en las sociedades contemporáneas, no es un accidente. Es el diseño perfecto de un capitalismo financiero que ha encubierto la imagen del poder real y ha creado una ilusión paralela: la de los «líderes idiotas», que no son fallos del sistema, sino su escudo indispensable. Mientras los idiotas gesticulan en la pantalla, la “Mano detrás de la mano de Dios” opera en piloto automático, invisible y sin frenos.

Bufones en el escenario

Imaginemos a

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