El racismo inunda las redes, donde hay quien presume de ser fascista

El lamento se filtra entre los plásticos que cubren el andamio de un edificio en obras: “¡Me cago en la Navidad!”. Desde el otro lado de la calle es imposible verle la cara a la mujer que se desahoga a gritos, pero inmediatamente arranca una sonrisa solidaria del resto de viandantes. La Navidad llegó en noviembre, y no se irá casi hasta febrero, y con ella, las funciones escolares, las comidas de trabajo, los sorteos de Navidad… Y las celebraciones familiares. Lo peor que puede pasar en todos esos eventos es quedarse sin tema de conversación, y permanecer en silencio, a la espera de que la velada acabe pronto. La alternativa, más grave aún, es que alguien saque el tema de moda del momento, donde la mayoría ha tomado un

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