El cometa interestelar 3I/ATLAS , descubierto en julio, irrumpió en nuestro Sistema Solar con varias sorpresas que fascinan a los astrónomos: es un objeto que llegó desde otro sistema estelar y mostró señales inequívocas de actividad criovolcánica, un rasgo asociado a cuerpos congelados que nacieron en los confines de nuestro propio vecindario cósmico.
Este comportamiento típico de objetos pertenecientes al borde de nuestro Sistema Solar , despertó preguntas profundas sobre su estructura interna y sobre los procesos que pudieron moldearlo durante miles de millones de años.
Las imágenes y mediciones reunidas por equipos europeos, con un rol central del Telescopio Joan Oró del Observatorio del Montsec, marcaron un antes y un después. Por primera vez se logró detectar en un

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