La conmovedora historia que sorprendió a la Fundación, Magdalena, comenzó a circular rápidamente entre los habitantes del barrio Juan XXIII sin necesidad de detalles adicionales: madre e hijo fallecieron el mismo día, con tan solo dos horas de diferencia. Un relato que muchos consideraron increíble, y que dejó en shock a una comunidad que durante años los vio caminar juntos por las calles del vecindario.

Dormelina Venera, de 50 años, vivía con su hijo Walder Jacob Montero Venera, de 35, en una casa modesta donde, a pesar de las dificultades, siempre había un ambiente lleno de cariño. Walder padecía parálisis cerebral desde su infancia, lo que afectaba su movilidad y lo hacía depender casi por completo de su madre. No obstante, quienes los conocían afirmaban que la fortaleza de Dormelina c

See Full Page