CNN —

Mispelys Salazar sujeta contra su pecho un montón de papeles mientras ráfagas de viento amenazan con hacerlos volar. Avanza nerviosa en la fila mientras espera para entrar en el 26 Federal Plaza, en el centro de Manhattan, para comparecer por primera vez ante un tribunal de inmigración.

Su futuro se decidirá en una sala dentro del edificio federal más alto del país: se le podría permitir quedarse en el país en el que ha vivido los últimos dos años. El resultado alternativo —igual de común en los tribunales de inmigración de EE. UU.— es que se ordene su deportación.

La panameña, junto con su pareja y sus dos hijos, se entera de que puede haber un tercer posible desenlace cuando un voluntario de una organización de defensa de inmigrantes le entrega un folleto que comienza con un c

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