Con una obra navideña, rifas, concursos y el carisma de Papá Noel, familias completas vivieron una tarde inolvidable que dio arranque a la agenda festiva del mes.

La convocatoria superó todas las expectativas. Desde temprano, familias enteras comenzaron a llenar el Teatro Cajamag hasta ocupar cada una de las sillas. Fue un evento multitudinario que dejó en evidencia el entusiasmo con el que los samarios reciben cada diciembre.

A la entrada, los niños recibieron maracas de colores y gorros navideños, y fueron precisamente esas maracas —al moverlas, agitarlas y hacerlas brillar— las que encendieron la atmósfera festiva del lugar. No fueron luces de escenario las que anunciaron la Navidad, sino el brillo y el sonido que los propios niños llevaron en sus manos.

La obra que puso a Papá Noel

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