El micetoma es una enfermedad crónica e infecciosa , propia de regiones tropicales y subtropicales, que afecta principalmente la piel, tejidos blandos y huesos de las extremidades. Se desarrolla lentamente tras la entrada de ciertos hongos o bacterias a través de pequeñas heridas, y puede provocar deformidades severas, abscesos y, en los casos más graves, la necesidad de amputaciones. A pesar de su impacto, es una enfermedad poco conocida y desatendida, con tratamientos limitados y costosos , que afecta sobre todo a comunidades rurales y pobres en países como Kenia, México, Sudán o Somalia.
El micetoma es extremadamente raro fuera de las zonas endémicas, pero sí existen casos importados en países no tropicales debido a viajeros o migrantes procedentes de regiones afectadas. En España, los casos son muy aislados, generalmente diagnosticados en hospitales especializados tras la llegada de personas que han vivido o trabajado en África, América Central o el sur de Asia.
El riesgo de que se convierta en un problema de salud pública en España es muy bajo, porque la enfermedad requiere condiciones específicas de clima y exposición que no se dan de forma natural en el país. Sin embargo, el diagnóstico puede ser difícil y tardío, lo que hace importante la vigilancia médica en pacientes con antecedentes de viaje a zonas endémicas.
Jennifer Ekai, de 21 años, vive en la aldea de Turkana, en el norte de Kenia y es un ejemplo de esta enfermedad cuando se la ve arrastrar el pie derecho deformado y marcado por pequeñas llagas. Cada vez que no consigue su medicación, siente que algo la «destruye desde dentro». Su hija Bianca, de cuatro años, la sigue a todas partes, como si quisiera protegerla. Lo que Jennifer enfrenta es el micetoma, una enfermedad tropical poco conocida, que debido a la falta de investigación y recursos arruina la vida de quienes la padecen en una de las regiones más pobres del país.
La infección puede ser bacteriana o fúngica, siendo esta última la más peligrosa. Comienza atacando la piel, pero cuando llega al hueso, la única alternativa suele ser la amputación. Aunque rara vez resulta mortal, destruye la capacidad de trabajar de quienes dependen de su movilidad, como los pastores nómadas de Turkana, y condena a las familias a la pobreza.
La falta de registros oficiales impide conocer su alcance real y hace que los medicamentos no se contemplen en los presupuestos de salud locales.
En Lodwar, la capital del condado, el Hospital de Referencia recibe a decenas de pacientes en una pequeña planta. Muchos recorren largas distancias, gastando sumas considerables solo para acceder al diagnóstico. John Ekai, técnico de laboratorio formado por la ONG española
Tratamientos
El tratamiento del micetoma es complejo. La cirugía puede ser una opción, pero el fármaco más usado actualmente es el itraconazol, que requiere dosis diarias durante más de un año. El coste y la disponibilidad limitada dificultan que los pacientes completen el tratamiento. Solo la ONG española proporciona la medicación de manera gratuita, aunque el valor anual por paciente puede superar los 2.000 euros. Esta barrera explica que, pese a que el micetoma fúngico tiene una tasa de curación teórica del 80 %, en la práctica muchos no llegan a superarlo.

OKDIARIO Estados Unidos
El Vocero
Clarín Estados Unidos
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