Ferran Torres se reivindicó de nuevo como una pieza muy útil para el Barça. Tuvo que esperar su turno desde el banquillo, pero entró en la segunda parte, como es habitual. Y otra vez dejó claro que, jugando como revulsivo, puede ser trascendental, gracias a su facilidad para ver portería. Amplió sus registros anotadores, que comienzan a ser impresionantes, y fue el encargado de sentenciar el partido, y de asegurar la victoria contra el Atlético de Madrid.

El problema es que el internacional español ya no se conforma únicamente con ser suplente. Aunque es muy feliz en el Camp Nou, desea jugar con regularidad, y no únicamente los partidos intrascendentes, o en los minutos finales. El problema es que con la competencia que existe en su demarcación, lo tiene muy complicado. Y tampoco ha apr

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