Preparar un café con una máquina de expresos parece tan sencillo como pulsar un botón. Sin embargo, cualquiera que la use a diario sabe que no siempre sale igual: a veces está aguado, otras veces demasiado intenso, y en ocasiones tarda una eternidad en caer. Aunque solemos culpar a la máquina -o incluso al café-, la explicación acostumbra a estar en un detalle mucho más simple: cómo cae el chorro del expreso.
La caída del café es una señal clara de lo que está ocurriendo dentro del portafiltro. En esa primera corriente -más líquida, más gruesa, más lenta o más rápida- se esconde la clave para ajustar la molienda y la cantidad de café sin necesidad de ser barista ni entender términos técnicos. Solo hay que saber mirar.
Y lo mejor es que este gesto funciona con cualquier máquina de exp

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