Un accidente, un no rotundo… y después un sí que cambia la vida Embed

Tati lo dice sin vueltas: entrar a Cilsa le cambió la vida. Después de su accidente, la invitaban a participar de las actividades de básquet en silla de ruedas, pero ella ponía freno: “Ya voy a ir, ya voy a ir”. Hasta que un día fue.

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Ahí descubrió “un mundo extraordinario, un mundo maravilloso”. El básquet le permitió conocer el mundo y, a la vez, reconstruir el propio. Gracias a Cilsa pudo estudiar en el programa de formación en tecnologías y hoy es vicepresidenta de la organización , parte de la comisión directiva, sosteniendo “mucho trabajo, muchas cosas, momentos duros y

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