Un semestre más llega a su final. Bueno, para ser consecuente con el engaño, otro semestre de cuatro meses por el que pagan seis, llega a su final. Y con él la retahíla de rogativas de los estudiantes (a los que todavía algo les importa) que no superaron las asignaturas para intentar salvar con un par de mensajes sentimentaloides –y en algunos casos lacrimógenos–, lo que no hicieron en 16 o 32 sesiones de clase. Lo que no se hizo, claro está, en términos de compromiso, disciplina y responsabilidad con el proceso pedagógico. Porque lo que suele primar o hacerse es la desatención –obvio cuando asisten–, el no tomar apuntes, el no realizar ejercicios, el no participar, el no hacer trabajo de campo, el no aplicar pensamiento crítico y la novedad académica del momento: hacerlo todo con la IA.
La farsa de enseñar en tiempos de IA donde los alumnos son clientes de una fábrica de diplomas
Las 2 Orillas1 hrs ago
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