El oficialismo insiste en llamar “ley de financiamiento” lo que es, en los hechos, una nueva ley de endeudamiento para la Provincia de Buenos Aires. No es un detalle menor de lenguaje: al evitar nombrar la deuda, se esquiva la discusión de fondo sobre quién paga la crisis y se naturaliza que la única salida posible es hipotecar el futuro de las y los bonaerenses para garantizar la ganancia de unos pocos.

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