Tras años vacío, el único solar sin construir de la Gran Vía aguarda el momento para que se levante de nuevo un edificio que imitará al que hubo allí, que se desmontó en su día y que formaba parte de la trama original. Y mientras llega ese momento, se ha presentado un dilema: qué hacer con el mural que ha adornado la tapia y ha reducido el negativo impacto estético que tenía el solar.

La situación es un tanto insólita porque supone decidir sobre el futuro de una expresión artística valiosa y reconocida como son los murales urbanos, al tiempo que se da paso a la reconstrucción de un edificio que supone cerrar al fin la Gran Vía como era cuando se proyectó. ¿Cómo es posible?

El edificio estaba en ruina y se demolió hace décadas, pero con el compromiso de conservar sus restos: la fachada se

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