César Marco Sáez , un joven de 32 años con una discapacidad del 44 % sensorial y orgánica provocada por la diabetes , llevaba años alternando empleos que requerían mucho esfuerzo físico, con sueldos bajos y que se hacían incompatibles con sus necesidades. «Las personas con diabetes tenemos que controlar esos picos de subida y bajada del azúcar , esto conlleva tener que parar cada dos por tres. Soy una persona muy activa, pero cuando el cuerpo dice basta tienes que parar . Eso me frustraba», comparte. Además, teniendo que hacer frente a los prejuicios y la falta de comprensión hacia las personas con discapacidades invisibles como la suya. «He tenido compañeros que aun sabiendo lo que me pasaba, recibía críticas de su parte», cuenta. Algo que ha impactado negativamente en su sal

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