El agua dejó de ser un recurso disponible sin límites. La presión demográfica, el crecimiento industrial, la urbanización acelerada y los efectos del cambio climático han colocado el tema hídrico en el centro de la planificación pública y privada. Hoy, tanto gobiernos como empresas entienden que administrar este recurso con responsabilidad no solo es una obligación ambiental, sino una estrategia clave para garantizar continuidad operativa, competitividad y bienestar social.
La escasez de agua afecta directamente la actividad económica. Sectores como manufactura, agricultura, logística, alimentos y servicios son altamente dependientes de un suministro estable. Cuando ese suministro se reduce o enfrenta variaciones, la productividad de las compañías se ve comprometida. Por ello, adoptar prá

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