La participación de José Antonio Kast en el debate presidencial dejó una señal inequívoca. Su posición frente a la Ley de Eutanasia no representa un gesto de apertura , sino un cierre disfrazado de moderación. Cuando afirmó que podría vetar la ley “a modo de sugerencia” al Congreso, Kast instaló una fórmula elegante para justificar una oposición que es de fondo y no de forma.

Su respuesta elusiva —“depende”— funcionó como vía retórica para evitar reconocer lo que implica su anuncio. Es decir, bloquear un derecho que ha sido discutido durante años en espacios democráticos. A direferencia de él, Jeannette Jara, optó por la claridad donde Kast se refugió en ambigüedades. Recordó que la propuesta es un avance civilizatorio y que surge como respuesta a situaciones de sufrimiento ex

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