Las pequeñas interrupciones en videollamadas —congelamientos, pérdidas breves de audio, ecos o desfases— provocan una sensación de inquietud que rompe la ilusión de estar cara a cara con el interlocutor y, a su vez, reduce la confianza, la disposición a contratar a alguien o incluso la probabilidad de recibir libertad condicional.
“Quienes tienen sistemáticamente un acceso peor a internet de alta calidad inevitablemente experimentarán más fallas, lo que puede predisponerlos a peores resultados con el tiempo”, declaran para La Vanguardia las autoras del estudio, que publican hoy sus resultados en la revista Nature .
El coste invisible de la presencia virtual
Las videollamadas funcionan como un teatro en el que, cuando todo funciona como debe, la tecnología desaparece y queda la int

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