Los bosques africanos, considerados durante décadas un pilar natural para equilibrar el clima del planeta, están mostrando un giro preocupante. Según un nuevo estudio, estas selvas ya no absorben carbono como antes, sino que ahora liberan más CO₂ del que capturan. El cambio está directamente ligado a la deforestación masiva que ha destruido decenas de millones de toneladas de biomasa, alterando su rol en la regulación climática.
Un cambio drástico en un aliado climático
Durante años, África central actuó como un sumidero de carbono vital. Sus bosques húmedos secuestraban enormes cantidades de CO₂, frenando el calentamiento global. Sin embargo, la extracción de madera, la expansión agrícola y los incendios han reducido de forma crítica la cobertura forestal.
A medida que los árboles desa

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