Desde las calles de la población Borgoño, en Copiapó, hasta levantar la copa del campeonato nacional Sub-13 con Coquimbo Unido. Así se resume la historia de Pablo Águila, el joven mediocampista que, con tan solo 13 años, ha comenzado a instalar su nombre entre las promesas más destacadas del fútbol formativo chileno.
Su irrupción no solo llamó la atención por el nivel mostrado durante la temporada, sino por el gol decisivo que convirtió en la final ante Universidad Católica, tanto que selló el 1-0 y consagró al cuadro aurinegro como campeón nacional.
Pablo creció en la población Borgoño, donde su historia futbolística comenzó a los 7 años.
El giro clave llegó cuando su familia decidió fundar el Deportivo Borgoño, un club barrial creado por sus padres para apoyar el proceso formativo del

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