El argentino Gustavo Grondona abrió las puertas de su casa en Argentina para recibir a La fe de Cuto y, fiel a su estilo pausado pero cargado de memoria, soltó una de las historias más emotivas que dejó su paso por Universitario: la increíble travesía de sus chimpunes del tricampeonato. Un par de botines que no solo marcaron una época crema, sino que terminaron empujándolo a cumplir un sueño familiar.

Grondona, pieza clave del tricampeonato de 1998, 1999 y 2000, habló de su pasado, de su carrera y de la ‘U’, pero también de ese vínculo imposible de romper con Arsenal de Sarandí, el club de su familia. El equipo donde su padre, Héctor Grondona, fue goleador y directivo, y al que él siempre quiso volver para buscar algo que en ese entonces parecía inalcanzable: el ascenso a Primera.

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