La escena se desarrolló en los pocos metros cuadrados de un baño de centro comercial, donde el silencio suele cubrir a los apurados visitantes. Pero esta vez no hubo tranquilidad. Hubo uniformes, órdenes secas y un fajo de dólares extendido sobre un lavadero. Así terminó intervenido el fiscal adjunto provincial Henry Amenábar Almont e, sorprendido en flagrancia cuando, según las autoridades, recibía un soborno de 3 mil dólares para archivar una investigación por estafa.
El operativo, ejecutado por la Dirección contra la Corrupción (Dircocor) y representantes de la Fiscalía Anticorrupción, había sido preparado con anticipación. El dinero estaba fotocopiado. Las llamadas estaban registradas. La cita, pactada. Cuando el fiscal llegó, con saco azul, camisa y pantalón beige, no imaginó que c

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