, Oax.- María del Carmen Ruíz Solorza —Ita, como la llama su familia— nació sin vista y, desde hace un año, comparte su vida cotidiana con otra discapacidad: la de su madre, quien dejó de caminar por un problema en la rodilla. Entre ambas se acompañan, se sostienen y han aprendido a reorganizar el mundo desde otras formas de percibirlo.

En el marco del Día Internacional de la Discapacidad, Ita, originaria de Asunción Ixtaltepec, Oaxaca, afirma que nada debería impedirle a una persona trabajar o perseguir sus sueños. Ella ya logró uno: convertirse en masajista profesional. El siguiente —dice— es ocupar un puesto digno en un espacio público.

Criada en una comunidad binnizá, Ita aprendió a leer la vida a través del olfato, el oído y el tacto, sentidos que ha pulido con una precisión qu

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