Sembrar vientos y cosechar tempestades, por Fernando Luis Egaña

Así suele ser en la vida de los países . Máxime cuando el poder tóxico siembra los vientos que sabe sembrar: los vientos tóxicos .

Los vientos que producen despotismo político, ruina económica, colapso educativo, de salud y demás servicios públicos; y desde luego una masiva emigración .

Vientos tóxicos que degeneran al poder en una maquinaria de corrupción criminal, con estrechos vínculos con fuerzas terroristas estatales y paraestatales de medio mundo .

El saqueo de los activos de un país es un viento tóxico o más bien un vendaval que se lleva por delante todas las garantías jurídicas de seguridad productiva .

Y ni hablar de las parodias comiciales, en las que la voluntad popular es burlada y abolida . Y con ella

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