En muchas empresas se repiten conductas que revelan un exceso de confianza por parte de algunos trabajadores. Entre ellas se encuentran pequeñas rutinas como abandonar el puesto antes del final de la jornada, extender de manera frecuente las pausas o asumir que determinados incumplimientos no tendrán consecuencias reales. Aunque puedan parecer gestos menores, con el tiempo deterioran la relación laboral y generan tensiones que afectan al funcionamiento del equipo. Estas actitudes suelen pasar inadvertidas al inicio, pero acaban acumulándose hasta generar un problema estructural dentro de la organización.

Este tipo de comportamientos obliga a las empresas a vigilar la convivencia interna y a aplicar medidas que garanticen el respeto a las obligaciones contractuales. Sin embargo, antes de

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