En la entrega anterior nos detuvimos en Dioxitek, la planta que produce el dióxido de uranio (UO2), la base material del combustible nuclear argentino. Ese polvo fino y oscuro (de pureza controlada al extremo) es el punto de partida.

Pero falta la parte más sofisticada del proceso: cómo ese material se convierte en pastillas, tubos y elementos combustibles capaces de operar dentro de un reactor durante años, bajo condiciones de temperatura, presión y radiación que exigen precisión absoluta.

Esta nota recorre ese camino industrial a rgentino, una capacidad que muy pocos países en desarrollo han logrado alcanzar.

La pastilla de uranio: un cilindro diminuto con enorme densidad energética

El combustible nuclear comienza con una pieza pequeña: la pastilla de UO2. Pesa apenas uno

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