Ayer, casi todos los sectores se congratularon por el incremento de 13 por ciento que habrá en el salario mínimo en 2026.
Considerando una inflación de 3.8 por ciento para el cierre de este año, el aumento real será de 8.8 por ciento, salvo en la frontera norte. Si se mira el periodo completo desde 2017 —año en que comenzó la nueva política de incrementos reales— el salario mínimo habrá tenido para enero de 2026 una recuperación acumulada superior al 110 por ciento. Una reparación histórica, necesaria y por muchos años pospuesta.
Pero tras el aplauso, surge la pregunta incómoda: ¿y la productividad?
La respuesta no es precisamente motivo de celebración. Según el INEGI, entre el segundo trimestre de 2017 y el mismo periodo de este año, la productividad laboral del país cayó 6.6 por

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